Publicado el 11/02/2013
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Cada semana ocurren nuevas cosas que nos recuerdan anécdotas ocurridas en Melque. Este sábado, la pobre Marina sufrió un ataque de ansiedad serio, y casi nos la cargamos, jijiji, y su compañera Elena, nada mas entrar en la casa se quería marchar de allí, pero las dos aguantaron como jabatas hasta el final. Muchas veces nos preguntáis que si alguien se ha marchado por no poder aguantar toda la noche de miedo, y siempre os decimos que nosotros no queremos que eso ocurra porque en el fondo, muy en el fondo ;-), queremos que todo el mundo “disfrute” de nuestro espectáculo; pero haberlos los ha habido, y alguno que prácticamente no ha llegado a entrar. Fue durante los primeros años, cuando tuvimos algunas personas, afortunadamente muy pocas, que no pudieron soportar la presión, y abandonaron antes de tiempo nuestra casa, pero como de todo se aprende, hemos sabido como cuidar a los moralmente malheridos en nuestra particular batalla, para retenerlos y que no guarden un mal recuerdo de nosotros. Quizás una de la que mas nos llamó la atención fue una pareja que tras soportar la cena, los paseos nocturnos, el sonido cercano de algún loco motorizado, y las carreras con Sara por el salón, avisaron a Sebastián para que les acompañara a la salida. Los que habéis vivido la noche con nosotros sabéis todo el tiempo de presión que esto supone. Alegando que se tenían que marchar, que tenían casa en Toledo capital, y que llegarían enseguida a esas horas intempestivas, fueron acompañados a la verja, despidiéndose de forma muy cordial, satisfechos y agradecidos de la noche que habían pasado. Como ha ocurrido en ocasiones, hay personas que sin previo aviso, tienen compromisos al día siguiente y tienen que irse pronto antes de terminar, por lo que no le dimos la menor importancia. Por la tarde-noche del domingo, cuando repostamos en la gasolinera del pueblo, ya de regreso a Madrid, nuestro buen amigo Santiago nos preguntó asombrado por lo que había ocurrido, ya que había llegado un coche a primera hora de la mañana con una pareja, que le comentaron que no aguantaban mas y si podían aparcar el coche y dormirse un rato en la gasolinera, descubriendo así toda la trama que habían ideado los pobres para poder escapar de nosotros. De verdad que tenemos que dar las gracias a los muchos y muchos que como Elena en este último fin de semana, habiendo tenido serias tentaciones de salir huyendo lo hayáis dicho o no, habéis sabido y podido aguantar hasta el final, e incluso como Marina tras su ataque de desesperación quieran volver a repetir esta experiencia tan singular. MUUUUUUUCHASSSSSSS GRAAAAAACIASSSSSS
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