Doña Julia de Almazán, viuda de Sotogrande, es la anfitriona de la casa. Desde el fallecimiento de su marido vive retirada de la vida social con su séquito de sirvientes. Después de años de luto, y tras la acuciante disminución de la fortuna heredada, quiere reiniciar de nuevo su exquisita vida social, invitando a nuevos miembros de la alta sociedad a su Casa, pero la grave enfermedad que padece, le impide realizar las fiestas que con tanta ostentosidad organizaba.
Don Gregorio de Sotogrande y Moncalvo, hombre maduro y de familia de rancio abolengo era poseedor de una gran fortuna. Contrajo nupcias con la bella Doña Julia, pero al poco tiempo la muerte le llego de súbito y en extrañas circunstancias. Se dice que su alma merodea por los alrededores buscando al causante de su desgracia.
Amador es el sirviente de la casa. Fue recogido por Doña Julia y es su fiel servidor. Aunque es la persona mas trastornada de la casa, su cercanía atrae inexplicablemente los afectos de los visitantes. Sus reacciones imprevisibles son fuente del terror de su objetivo principal, la doncella, y le da igual a quien tenga delante para mostrar su comportamiento a veces altamente violento.
Sara, la doncella de la Quinta de Melque, apareció de recién nacida en la casa y desde entonces no ha salido de ella. Su carácter tierno e ingenuo hace que las personas que acuden a la casa se encariñen con ella, pero debido a su escasa educación y conocimientos, no sabe distinguir el bien del mal, lo que también le convierten en una persona inquietante y particular. Es el centro de las iras de los habitantes de la mansión lo que forja una personalidad muy especial.
D. Sebastián es el mayordomo de la Familia Sotogrande desde hace mucho tiempo. Formado con estrictos modales tradicionales británicos, guarda siempre una correcta compostura y educación, aunque no se puede decir que la simpatía sea una de sus virtudes. Atento a todo lo que ocurre, es el depositario de la confianza de la familia, pero como siempre pasa, las apariencias pueden engañar.